20 de febrero de 2014

Did you miss me?




Tras más de un año, vuelvo a aparecer por estos lares.

No voy a tirarme el rollo victimista de "qué infeliz soy, el mundo me dio la espalda, y el blog fue lo primero que tuve que dejar aparcado".

Las cosas claras y el chocolate espeso. Ya puse en su día que la procrastinación es uno de mis más pesados lastres. El hecho de no tener una conexión a Internet decente en casa añadido al poco tiempo libre son una cosa secundaria que sólo acentúan el problema y que han llevado las cosas hasta un extremo un poco vergonzoso preocupante.




Pero tras estar dándole muchas unas pocas vueltas al asunto, al menos me he animado a escribir esta pequeña entrada... y ser sincero conmigo mismo (porque total, aquí no te va a leer ni el tato).

¿Por qué me animé a empezar un blog de reseñas de literatura/cine/series genérico a secas? Simplemente porque quería "contar mi propia experiencia al leer o ver algo". Y me cago en la leche porque con lo rimbombante que parecía que iba a sonar y al final queda un poco desinflado, pero es que es la verdad. Sólo quería dar mi punto de vista "personal" más allá de la sinopsis y hacer un resumen y decir "me ha gustado" o "no me ha gustado". Tampoco querría llegar al otro extremo de hacer un dossier de 50 páginas de cada libro leído analizando minuciosamente el porqué de las cosas y las implicaciones, ya me entendéis...

Pero tras pasarme todo un año a libro por semana (verídico, el año pasado conseguí leer más de 52 libros. Otros retos no, pero este sí lo conseguí) con la sensación que me he quedado es con la de haberme pegado un atracón a leer y no haber sido capaz de coger un bolígrafo y seguir el sendero de en medio entre el "hacer el libro de la novela que acabo de leer con extras y making-off del proceso, stalkeo del autor y orden de alejamiento incluida" y el "copy-pasteo la sinopsis y pongo la foto y a correr". Falta de habilidad. Querer es poder pero quiero y no puedo, entonces no quiero pero sí quiero... o vete tú a saber.

La cuestión es que en su día quería hacer algo que me gustara, y empecé a postergarlo y planificar para más adelante, ponerme un objetivo completamente irreal que sabía que iba a ser imposible cumplir, y al final hacer hice más bien nada. Dejarlo todo para cuando me sintiera capacitado. Y así nos plantamos en febrero, con una entrada que suena a todo menos a "Let's go" y con una ceja levantada que en un gesto que ya bastante me da a entender a mí mismo.

Pero ahí estamos, preparados al pie del cañón, con unos objetivos más realistas, para cuando se pueda. O algo.

Vuelva usted mañana.

Si eso.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu aportación!